El último día del primer semestre en el ITSQMET, campus Echeverría, se vivió una experiencia enriquecedora y emotiva. Los estudiantes de la carrera de Educación Básica de primero y segundo semestre se unieron para organizar una casa abierta que no solo evidenció los conocimientos adquiridos durante el periodo académico, sino que también se convirtió en un espacio de aprendizaje práctico, interacción, convivencia y participación con la comunidad educativa y visitantes externos. Esta actividad fortaleció el aprendizaje práctico al permitir a los estudiantes aplicar sus saberes en un contexto real y significativo.
Durante la jornada, un aula se transformó en una estación con temática donde los estudiantes presentaron diversas exposiciones relacionadas con el mundo animal. Cada grupo se encargó de investigar, preparar y exponer sobre una especie específica. Esta dinámica permitió el desarrollo de habilidades comunicativas, pedagógicas y de trabajo colaborativo. En particular, mi stand estuvo dedicado al perezoso, animal que despertó el interés de los asistentes por sus características poco comunes y su ritmo de vida pausado.
Un Encuentro Intergeneracional que Fortalece Vínculos y Promueve el Aprendizaje Activo
Lo más destacado de esta casa abierta fue la afluencia de público. Niños, familiares, compañeros de otras carreras y autoridades del instituto se hicieron presentes para recorrer las exposiciones. Este acercamiento entre semestres y con el entorno externo fortaleció los vínculos institucionales y reafirmó la importancia del trabajo en equipo. Para muchos estudiantes, fue la primera vez que pudieron compartir su aprendizaje de manera tan directa con otras personas, lo cual representó un valioso ejercicio de aplicación práctica.
Los estudiantes de primer semestre demostraron creatividad, responsabilidad y compromiso al momento de presentar sus temas. A pesar de la natural tensión que puede generar una exposición pública, el ambiente fue acogedor y motivador. La participación activa de los compañeros de segundo semestre aportó guía y confianza, generando un clima de colaboración que facilitó el proceso. La experiencia, sin duda, reforzó tanto el contenido académico como las habilidades blandas fundamentales en el área de la docencia.
Además del componente formativo, el evento dejó una huella emocional significativa. Las sonrisas, los aplausos y el entusiasmo de los visitantes se convirtieron en una recompensa para el esfuerzo invertido por los estudiantes y docentes. Se vivió un verdadero cierre de ciclo con sentido, donde el conocimiento no solo se transmitió, sino que también se compartió desde la emoción, el respeto y la alegría. Así, la casa abierta no solo fue una actividad de clausura, sino una oportunidad para reafirmar el compromiso de la comunidad educativa con la excelencia, la innovación y la formación integral de nosotros los estudiantes.
