Excursión a la Gran Cascada del Río Pita

El pasado domingo 28 de enero un grupo de aventureros del ITSQMET, se encaminaron a visitar la Hacienda Molinuco, sitio ubicado en el sector del Valle de los Chillos, Sangolquí, pasando Loreto cercano al Parque Nacional Cotopaxi en la provincia de Pichincha, para de ahí bajar rumbo a la Gran Cascada del Pita que con una altura de 60 metros mostraba desde ya en fotos la majestuosidad que nos puede brindar la naturaleza, todo esto en un recorrido que prometía aventura, naturaleza y esparcimiento tan necesario para el espíritu citadino aletargado por el stress de la semana laboral.

Desde las 7 de la mañana el transporte se encaminaba partiendo de nuestra sede Sur ubicada en Chillogallo, llegando al campus matriz en el sector de la Tola Baja y completar el equipo que en número llegaban a los 24, más otros 7 que venían en su propio transporte, de diferentes edades, géneros, provincias, pero con iguales ganas de explorar.

Avanzando por la autopista General Rumiñahui, los participantes nos contaban algo de su historia personal y las expectativas que tenían de ese día.  Ya en el parqueadero de la Hacienda Molinuco, el clima ayudaba mostrando un espectacular paisaje: el verdor de las montañas custodiando el paisaje andino con unas adecuaciones construidas que mostraban la comunión que se puede lograr con el ecosistema.  David Leime, nuestro guía local nos conducía hasta la parte de la entrada al sendero compartiéndonos toda la información de las actividades que pueden realizarse en el sitio.

Gran Cascada del Pita

Descendiendo por el sendero de la “Gran Aventura” ya el río Pita se escuchaba y como que invitaba a entrar a nadar, claro que la temperatura del agua provenientes de los deshielos de los volcanes Cotopaxí y Sincholahua aún detenía a los aventureros. La ruta para la cascada mostraba un paisaje con remanentes de bosques primarios y secundarios como: eucalipto, mora, cedro, guayacán, por mencionar algunos, varias chorreras menores en el recorrido refrescaban el camino hasta que al final se pudo ver la inmensidad de la Gran Cascada en todo su esplendor. 

Era tiempo de pasar al desafío y entrar en sus aguas, un buen grupo ingreso a sentir su balsámico efecto como recompensa de la intensa jornada para llegar.  Como era época cercana al carnaval algunos indecisos fueron apoyados y hasta cargados en grupo para disfrutar del chapoteo en sus cristalinas aguas, la energía y la alegría flotaban en el ambiente, la camaradería y el trabajo en equipo se convirtieron en elementos cruciales para lograrlo.

Luego el regreso hacia la parte alta, que no era cosa fácil, pero que ya tenía la emoción de haber llegado hasta el sitio, en la parte superior se podía usar una tarabita, practicar canopy y muchos fueron los que se apuntaron a gozar de todas estas actividades que ofrecía el sitio.  En el restaurante recobrando energía, la comida estaba muy sabrosa, las anécdotas se escuchaban por parte de los participantes y en el automotor ya un descanso general y obligatorio.

Increíble jornada que se disfrutó a plenitud, un estupendo clima con mucho para observar, el grupo realmente amigable con miles de sonrisas en un sitio simplemente inolvidable.  Algo fatigados regresábamos a los puntos de encuentro con singulares historias para narrar y el placer que brinda reconectarse con la naturaleza.

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